Se trata de la conocida ranchera Las margaritas. La partitura que tengo es de 1948 y trae dos versiones de la letra, la original y lo que llama verso adaptado para el canto escolar. Lean las dos versiones y verán cómo una sencilla y amorosa canción fue convertida en otra, con otro tema, complicadas metáforas y comparaciones y con un léxico casi desconocido, que ya nada tiene de infantil ni de criolla.
las más lindas margaritas con primor
y a la virgen del pueblito las llevé
pa’ que ella me curara del amor.
Porque sabes yo ando triste y ha de ser
por la moza del puestero Nicanor
la ví en la tranquera
una tarde muy hermosa
y como un gualicho
me ha dejado el corazón.
Estribillo
En mi alazán bajando voy todas las tardes
con el afán de este amor lleno de alardes
y al recortar flores de amor para llevar;
candorosas margaritas
sobre las lomitas
yo suelo encontrar
pa' mi ilusión
hasta el alma vendería
y lejos me iría
a morir por vos.
I Bis
Margaritas de mis pagos que corté
para aquella linda moza de mi amor
han sangrado como sangra mi querer
y hoy quisiera darles todo mi fervor
porque todo lo que nunca les pagué
hoy se llenan de nostalgia en mi dolor.
Mi amor y mis flores,
margaritas primorosas,
me han llenado el alma
como lírica canción.
Texto adaptado para canto escolar
I
En la senda del jardín encantador,
cuantas, cuantas margaritas suelo ver.
Las circundan jazmineros con primor;
pareciéndome el perfume de un querer
como ensueño todo azul y todo albor;
es la luz primaveral a mi entender.
Como un beso santo
de la madre que se adora
la reina y señora
la del verdadero amor.
Estribillo
Primaveral canción de amor que resucita
como una flor que al ver el sol de amor palpita
cantemos pues el gran querer en un primor
que nos llene de cariño
lo mismo que al niño
el calor del sol primaveral.
margaritas y jazmines
pueblan los jardines
de perfume y paz.
I Bis
Esta noche cuando todo quieto esté
de la fuente rumorosa surgirán
con vestidos vaporosos, más de cien
ninfas blancas que en silencio danzarán
por la senda que la luna ya pintó
pasarán como embriagadas de querer
y el amor risueño
ha de verlas con ternura
al caer del cielo
una lluvia de color.