viernes, 27 de noviembre de 2009

Casero es de la casa


Colo de Inquietudes-Santo Domingo, me contó que en el camino entre las ciudades de Santo Domingo y Santa Fe, que recorre frecuentemente, encuentra carteles curiosos, y uno de esos es éste. ¡Gracias, Colo, por compartirlo!

domingo, 22 de noviembre de 2009

La honradez es lo primero

Estos dos carteles me los envió Nancy de Historias citadinas. Me cuenta que se los enviaron a ella unos amigos blogueros Maribel y Leonel, cuando ella se había quedado sin trabajo, para alegrarla. Y ella los quiere compartir conmigo, y yo, con ustedes.
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¿Se acuerdan del cartel que me envió Marcelo, con los requisitos de ser limpio y trabajador para conseguir trabajo de ayudante de cocina en Buenos Aires? Parece que la honradez es el requisito necesario para conseguir trabajo en Guatemala.



Hay chance
Q. 1500.00 / mes
Requisito
Ser honrado



Entre la multitud de servicios que ofrece el Cuerpo de Socorristas y Salvavidas, uno de ellos es:
Generación de empleo: Necesitamos trabajadores honrados Q.1500.00 x mes.

Notas:

Chance: trabajo

Q.: quetzal, moneda de Guatemala


¡Gracias, Nancy!

jueves, 19 de noviembre de 2009

Regalo, premios, palabras y verdades

En estos días he recibido muchos regalos que quiero compartir con ustedes, amables lectores y comentaristas.
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En primer lugar quiero agradecer el regalo que me obsequió La Candorosa, en su blog Yo quería tener candor… que pronto festejará sus tres años de vida.
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Dijo así: Mariela Torres de “Movimientos breves rosarinos”: por compartir con nosotros interesantísimas imágenes de su cotidiano “Rosario”; por tener la amabilidad de ponernos al tanto de todos los acontecimientos que valen la pena disfrutar en esa hermosa ciudad; por su cariño, sensibilidad y amabilidad ¡¡aquí este presente pa’usté, amiga!!
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¡Gracias, Cando por sus palabras y el delicado detalle del regalo! Yo debería darle un regalo en este cumpleaños.
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Y ustedes, vayan todos a visitarla, no se pierdan su candor ni el festejo.
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Premio Vicioso
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Alma de Almacén de ramos generales me regaló este premio porque mi blog y otros más, en su vida son un saludable vicio. ¡Gracias, Alma!



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Si es cuestión de confesar…

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Berenice de Amores lejanos también se ganó un premio y, entre otros blogs, me lo pasó a mí. ¡Gracias, Berenice!
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Claro que no es un premio gratis, hay que merecerlo contando verdades sobre uno mismo. Pero en primer lugar hay que exhibir el premio:
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Luego, decir algo respecto del blog que nos entregó el premio:
Me gusta el blog de Berenice porque ella nos permite ser testigos íntimos de un gran cambio en su vida: dejar su Ciudad de México por una ciudad de Suecia, donde en breve irá a vivir con su amor.
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Después, confesar diez cuestiones con honestidad.
1- No me gustan los perros. A pesar (o gracias a esto) de que toda mi vida en mi casa paterna hubo uno o más perros, no me gustan.
2- No me gusta la poesía. A pesar de que estudié Letras, a la poesía o no la entiendo, o me aburre, o la encuentro mal escrita, pero casi nunca la puedo disfrutar; salvo el Romancero gitano de Federico García Lorca.
3- No sé nadar. Esto también, a pesar de que nací en Paraná, Entre Ríos, es decir, entre los ríos Paraná y Uruguay, y de que mis padres decidieron que aprendiera y me mandaron a natación entre los seis y los doce años, no aprendí.
4- No sé cantar, y eso que estudié piano y formé parte de algunos coros.
5- Mi cuento El té es autobiográfico, aunque siempre lo he negado.
6- Tengo dos novelas inconclusas, a una le falta el final, a la otra redactarla mejor.
7- No me gusta hablar por teléfono, porque pienso que la persona del otro lado está pensando que molesto o que no sé expresarme, y menos me gusta cuando alguien me está escuchando hablar por teléfono y es testigo de que no digo todo lo que quería o debía decir. Prefiero mandar mensajes de texto, escribir e-mails, cartas, comentarios en el blog, y hasta en los muros del Facebook.
8- Tengo una granja virtual en el Facebook y últimamente elijo a mis nuevos amigos del Facebook entre los que tienen granja, porque necesito “vecinos” para poder comprar una casa.
9- Las provincias argentinas que conozco, porque conozco algunas de sus ciudades, o porque pasé por allí para ir a otro lado son: Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Chaco, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Córdoba, Buenos Aires, La Pampa, Neuquén y Río Negro. El país extranjero: Uruguay.
10- Tengo una gran facilidad para encontrar monedas en el piso, en un año me encontré $6,50, en monedas. Ahora no llevo la cuenta.
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No sufran, no les voy a pedir que hagan lo mismo.

martes, 10 de noviembre de 2009

Fiesta de las Colectividades 2009

El sábado 7 de noviembre, segundo día de la Fiesta de las Colectividades, llegamos hasta allí Athos, mi marido, y yo.
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Lo primero que me llamó la atención fue que ahora el predio está todo vallado. Antes no, uno podía entrar y salir por donde quisiera, ahora hay una entrada y salida y otras de emergencia. Enfrente, afuera, la colectividad africana, de los nuevos inmigrantes. Habían hecho varios carteles donde pegaron fotos y folletos de África en general y de Sudáfrica en particular, haciendo hincapié en el próximo mundial de fútbol del 2010. También vendían anillos y otros adornos de oro, los mismos que venden en los paraguas, en la peatonal.

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Una vez adentro, me saqué una foto con una foto de La Sagrada Familia de Gaudí, en la comunidad catalana. Adentro tenían la maqueta completa de esta obra, y afuera hacían paella catalana, crema catalana y otras exquisiteces. Una vez comí un pan al que le habían raspado un tomate, con jamón crudo. Riquísimo, increíble que algo tan simple sea tan rico. También comí crema catalana, es como, no sé, ¿una maicena con leche? Algo así, con esa consistencia y ese sabor, pero más rico. Obsérvenme con pulóver y campera, es que al lado del río hacía frío, además, había llovido el día anterior y refrescado bastante.



Ingresamos a la carpa de Murcia, donde una mujer nos entregó unos folletos con la ubicación geográfica, población y otros detalles de la región, más un recetario. Otra mujer insistió en hacernos probar unas masas dulces que se veían muy bien, pero no habíamos comido, y nos iban a quitar el hambre.
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Seguimos caminando y visitamos la carpa de Eslovenia. Siempre vamos y cada vez noto que van creciendo, ahora tiene más fotos, ropa, objetos, información que antes. También nos dieron folletos con historia y geografía.

Después visitamos Cantabria, donde nos llenaron de folletos, porque les dijimos que no sabíamos dónde quedaba exactamente.














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En Navarra, me saqué una foto con los cabezudos.

También había bailarines, con algo raro, como un caballo, no averigüé qué es.






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El escenario de Rusia siempre nos llama la atención, el colorido de los trajes y la difícil danza de los hombres. Los bailarines que vimos eran infantiles. Muy graciosas las nenas.
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Mientras tanto, debajo del escenario, bailarinas más grandes, conversaban.







Fuimos al oriente, las bailarinas de Irán y Palestina, cada una en su escenario, llamaban mucho la atención con sus trajes coloridos y sus danzas. Abajo del escenario, también.




























Shawarma, la comida también llamaba la atención, claro.




Como dar la vuelta al mundo da hambre, fuimos a comer a Croacia. Yo pedí un chucrut, que
consistía en repollo con cerdo. Un sabor distinto para mí, muy rico. Una vez comí chucrut en Austria (es decir, en la carpa de Austria), pero no era así, era el repollo por un lado, y las salchichas (de Viena, pero de acá nomás) por el otro. Distinto.
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Además de comer, nos dieron en la parte cultural de la carpa un montón de folletos del país y un recetario. Athos compró un adornito de una pareja bajo un paraguas, precioso.


Visitamos los pueblos originarios. La comunidad toba vende sus artesanías: lechuzas, pájaros, yacarés, mulitas, indios con arco y flechas, máscaras, arcos y flechas. En la foto: lechuzas-alcancías gigantes, al lado, apenas se ven, lechuzas en miniatura, para colgarse del cuello.











Vimos paraguayos sacándose fotos. Los paraguayos también están. Y una paraguaya hablando en la tranquera.


















En la carpa de Polonia también nos dieron folletos, para ilustrar nuestro viaje. Los italianos de Campania y Calabria también nos dieron folletos y nos ofrecieron la vista de sus mapas, trajes y comidas. Pero nunca comemos con los italianos, sus comidas se parecen demasiado a lo que comemos todos los días.
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Vimos en la carpa de Israel chicos bailando un baile muy lindo, todos tomados de los hombros, que me hizo relacionarlos con los bailes griegos y los rusos. Las chicas también hicieron una danza muy linda, que también me hizo relacionarlas con las danzas árabes y griegas.
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En Grecia, siempre visitamos a los griegos, encontramos nuevamente, como el año pasado, los músicos en vivo. Allí nos compramos unas cintitas rojas para la buena suerte, con nuestros nombres escritos en griego, la de Athos dice Áθως, la mía Мαρηέλα.

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Visitamos más orientales: El Líbano y Siria, cuyas carpas se parecían mucho, llenas de objetos dorados, alfombras, almohadones, gorros, adornos para odaliscas, figuritas egipcias. Compramos una Nefertiti.







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En Irlanda encontramos un gaitero. Nos enteramos de que hacen torta galesa (bueno, es que los galeses no llegaron a Rosario, como tampoco llegó mi colectividad), brownies y müffins de canela. Aquí compramos dos pins, para que vean que cuando viajamos no nos fijamos en gastos.
También visitamos Galicia, no olvidamos que estamos contentos con los gallegos, y nos compramos dos prendedores, uno con la cruz gallega y el otro con la cruz celta.
Además visitamos Japón, República Checa y Eslovaquia (estaban juntas) y Austria, como siempre, invitaba a bailar el vals.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Una de gallegos

Mañana viernes 6 de noviembre comienza la Fiesta de las Colectividades, y finaliza el domingo 15 de noviembre. En el 2007 escribí nuestra visita pero nunca la publiqué, y en el 2008 también la escribí y la publiqué aquí.
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Fue el año pasado en la Fiesta de las Colectividades 2008, donde nos ocurrió lo que les voy a contar.
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Athos y yo queríamos comer (es decir, yo quería comer una vez más) tortilla de papas en la comunidad vasca, pero como los vascos no se presentaron, cambiamos el menú, y fuimos a la colectividad gallega. Athos planeaba que yo probara una especie de guiso de garbanzos y bacalao, pero no tenían.
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Entonces retrocedimos a nuestra primera idea y nos decidimos por la tortilla de papas, la porción costaba $5 y la tortilla entera $25. Decidimos comprar una tortilla entera, para compartirla, y dos gaseosas, que costaban $3,50, cada una, en total $32. Pensamos que si después teníamos hambre comeríamos algún postre, ya que creíamos que la tortilla tendría cuatro porciones, como las que vendían los vascos y los navarros.
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El gallego que nos atendió, muy parecido al papá de Manolito, nos dio cinco papelitos que decían $5, cada uno, para la tortilla y dos papelitos que decían $3,50, para las gaseosas.
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Fuimos al mostrador donde entregaban la comida y uno de los gallegos que atendía nos envió al mismo lugar adonde habíamos pagado a buscar las gaseosas, ¿por qué no nos las dio ahí mismo el gallego, donde estábamos pagando? No sé, pero bueno, lo dejamos pasar.
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Yo fui a buscar las gaseosas y me senté, y desde donde estaba escuchaba todo, porque hablaban a los gritos. Athos se quedó en el mostrador, esperando la tortilla.
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Los dos gallegos que atendían, le preguntaron al otro gallego que cobraba y daba las gaseosas, que qué querían decir los cinco papelitos, si eran cinco porciones de tortilla, y él les dijo que no, que era una tortilla entera. Los gallegos se pusieron molestos, le dijeron que no tenían una tortilla entera, que nadie había comprado una tortilla entera y que ni sabían que las estaban vendiendo. El gallego que cobraba les dijo que juntaran las porciones que correspondían y nos dieran la tortilla. Los otros dos le dijeron que una tortilla entera tenía ocho porciones, pero que sólo tenían seis, entonces le preguntaron a Athos si la podían completar con dos porciones de empanada gallega, y les dijo que sí. Cada porción de empanada gallega costaba $7.

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Lo vi llegar a Athos con los brazos cubiertos de comida, como un mozo, ya que con cada porción de tortilla y de empanada gallega le habían dado un platito de plástico, con cubiertos de plástico. No dejé de notar el grito del gallego acompañándolo: “que no se le caigan, eh, que no hay más.” Cuando estuvo todo completo nos encontramos con seis porciones de tortilla de papas, dos de empanada gallega, ocho platitos, ocho cuchillos y ocho tenedores. Claro, pensarán ustedes, ellos pensaron que éramos muchos. Yo no sé cómo, si sólo compramos dos gaseosas y además yo estaba sentada a la vista de ellos.
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Cuando hice la cuenta, mucho después (no hago cuentas cuando como), lo que habíamos comido no costaba $32 como habíamos pagado, sino $51. Ese día no comimos postre, la comida fue mucha para nosotros.

martes, 3 de noviembre de 2009

Una tarjeta y nada más

Aquí en Rosario se puede pagar el pasaje del transporte público de pasajeros de dos maneras:
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Con monedas: se introduce el valor justo del boleto en monedas dentro de una máquina, la que expele un boleto de papel. No da vueltos. Actualmente, de esta forma, el boleto cuesta $1,75.
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Con tarjetas: se introduce la tarjeta de papel en otra máquina, la cual atrae la tarjeta y luego la devuelve impresa con el valor del pasaje y otros datos. Si uno paga con tarjetas el valor del boleto varía. Yo uso tarjetas de $3,20, que tienen dos pasajes (valor de pasaje $1,60) o de $9,30 que contienen seis pasajes (valor del pasaje: $1,55).
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Esto quiere decir que el pasaje con tarjetas es más barato, por eso es deseable comprarlas. Esto se puede hacer en las cabinas que venden tarjetas, que se encuentran en algunos puntos estratégicos (ninguna cerca de mi casa) y que están abiertas todo el día hasta las 19 hs, o en algunos kioscos, despensas, almacenes, verdulerías o cualquier negocio afín.
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Si uno las compra en las cabinas que sólo venden tarjetas no hay ningún problema, siempre tienen tarjetas y siempre tienen cambio, pero si alguien quiere comprarlas en un kiosco (o afines), es una odisea.
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Para empezar casi todos los kioscos que venden tarjetas tienen un odioso cartel que dice: Tarjetas de colectivo con cambio justo; por eso si el kiosco tiene tarjetas y uno tiene el cambio justo no hay demasiados motivos para preocuparse.
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Pero si uno no tiene cambio justo los vendedores aseguran que no tiene monedas para dar de vuelto, así que o se niegan a vender tarjetas o las tarjetas de $3,20 pueden ser cobradas $4 y las de $9,30, $10; mientras les dan vuelto en monedas al que va a comprar cigarrillos o galletitas. Pero si uno utiliza la estrategia de pedir primero dos caramelos y luego la tarjeta, las monedas aparecerán por arte de magia.
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¿Por qué es esto? Los vendedores dicen que con las tarjetas no ganan nada, entonces sólo se las venden a sus clientes, las tienen como un servicio para sus clientes, ¿y quiénes son sus clientes?: los que compran cualquier otra cosa que ellos venden.
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Es una extraña forma de comerciar, supongo que les dará resultados, pero a mí personalmente me molesta muchísimo, porque no quiero comprar nada más, sólo quiero una tarjeta.
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