domingo, 30 de diciembre de 2012

Niños y maridos

Hasta agotar stock
Vaso
Super resistentes
A prueba de niños y maridos
$5

No sé por qué los vasos son a prueba de maridos, ¿porque son muy torpes al usarlos, al lavarlos o los usan de proyectiles? Pobres maridos, no sé cuál será la razón, pero el cartel los deja mal.

Un bazar
San Luis, entre Sarmiento y San Martín
Rosario

domingo, 23 de diciembre de 2012

Navidad


En el piso de arriba del supermercado La Reina hay un patio de juegos y comidas y actualmente están poniendo negocios de ropas. Está creciendo rápidamente y convirtiéndose en un shopping. Allí colocaron un sillón rojo junto a un banquito verde dentro de un jardín hecho con verjas blancas y caballitos mecedores con un árbol navideño.

Pasábamos frente al sillón cuando vimos que un niño de unos siete u ocho años estaba sentado en el sillón.

Athos le dijo: Salí de ahí porque se va a enojar Papá Noel cuando venga.

El niño sonrió.

Athos señaló hacia los baños. Allí venían caminando Papá Noel y un elfo, junto a otras dos personas.

El niño se puso pálido y dio un salto tan rápido que enseguida estuvo no sólo afuera del sillón, sino también afuera del jardincito.

Cuando pasamos al lado de Papá Noel vimos que era una mujer.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Colores en Rosario


Esperaba el 112 en San Lorenzo y San Martín, junto a otras personas, cuando llegó una mujer joven de larga cabellera castaña atada en una cola. Traía dos nenas también de largas cabelleras atadas en sendas colas, la mayor pelirroja con cejas y pestañas pelirrojas y la menor rubia, con cejas y pestañas rubias.

La menor señalaba algo y llamaba a su hermana. Seguramente lo hacía con disimulo porque yo no sabía qué, ni tampoco me interesaba; yo miraba la calle esperando el 112, tratando de no confundírmelo con otros colectivos azules.

La madre le dijo a la nena rubia que dejara de hacer eso porque la señora se iba a enojar. Pensé que debía ser yo la señora y que no tenía motivos para enojarme con tan pequeña criatura.

–Ella tiene la misma pulsera– dijo la mujer.

Yo miré a la otra mujer sentada a mi lado, que no tenía pulseras. Yo sí tenía una multicolor, que hacía juego con mi collar.

–¿Esta pulsera?– dije yo mostrando la mía.

–Sí, ella tiene una igual- dijo la madre señalando a la pequeña rubia.

Llegó el 112 y delante de mí subió un joven de larga cabellera negra atada en una cola, vestido completamente de negro, con anteojos negros, que pagó su pasaje con una tarjeta fucsia.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Mariela escritora


Uno de mis sueños es juntar los cuentos que publiqué aquí y allí, con los inéditos, y verlos todos juntos en un libro cuya tapa diga Movimientos breves de Mariela Torres. Sí, quiero publicarlos, pero aquí no, gracias.



Bueno, salvo que sea el último recurso.
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