La ferretería: artículos de pesca y ferretería, en ese
orden de importancia, aunque el cartel lo desmienta, allí donde todo ocurre lentamente. Algo
sucede, pero se mueve despacio o pasa rápido, y no produce grandes cataclismos,
como todo lo que ocurre en Movimientos breves.
Entré a comprar un tornillo y una tuerca. Antes de mí había
seis o siete personas, casi todos hombres. El sexo femenino estaba representado
por una chica veinteañera embarazada acompañada por un muchacho de su edad, y
una nena de unos tres años que llevaba uno de los hombres.
–Un día me llevé lombrices de acá y éste (señalando con la
cabeza al vendedor) me dijo que las pusiera en la heladera. Cuando las llevé
estaban medio dormidas pero cuando voy a ver se habían despertado y andaban por
todo lados, sobre todo en el cajón de las verduras.
El vendedor no dijo nada, no afirmó ni negó la historia.
La nena que acompañaba a uno de los hombres llevaba en una
mano una botella chica de gaseosa y en la otra una muñeca de tela rellena casi
tan grande como ella con cabellos de lana rosados. No los había tenido en
cuenta hasta que escuché al hombre diciéndole:
–No sé para qué la trajiste, al final la estoy llevando más
yo que vos.
Durante la media hora escuché varias veces:
–Tomá, papi –frase con la que la nena hacía entrega de la
muñeca; y al rato:
–Tené –palabra con la que el padre devolvía la muñeca a su
dueña.
En algún otro momento llegó otro padre pescador con una nena
de la misma edad. Me di cuenta de su presencia cuando la nena dijo:
–¿Qué venimos a comprar acá?
–Lombrices.
–¿Y por qué?
–Para pescar.
–¿Y por qué?
Un pescador se adelantó en la fila y preguntó:
–¿Vos arreglás esto? –mostrándole un reel.
–Sí –le contestó el vendedor, casi sin mirarlo, y el
pescador volvió a la cola.
No había números y los tres mostradores en forma de U
rectangular se encontraban con gente en los tres lados. Yo sabía que estaba
después de los hombres solos, de la pareja de embarazados y del padre con la
nena y la muñeca rosada. Después de mí llegó un muchacho con dos baldes con
tierra y uno con caracoles, el vendedor le pidió enseguida el balde con
caracoles, pero no los con tierra y el muchacho se quedó parado, con los baldes
de tierra en el piso.
Cuando pasaron todos, y todos hicieron compras de
pescadores, el vendedor me saludó y pareció darse cuenta de mi presencia. Le
pedí un tornillo y una tuerca. Me los dio y enseguida se puso a atender a otro
pescador. Lo devolví a mi asunto preguntándole cuánto costaba y me dijo
cincuenta centavos, en voz baja, como si no fuera decente hablar del tema.
Cuando me retiré vi que detrás había mucha gente, tanta o
más que la que estaba cuando llegué, todos quietos, todos silenciosos, todos
pescadores.
Tal vez el vendedor le prestó más antención, por el bajo costo de la compra. Pero a veces se necesita algo, que casuamente es barato. y algo que no noté en en el anterior posteo sobre el tema: articulos de pesca y ferretería es una combinación insolita para un negocio.
ResponderEliminarEs destacable como convertís en interesante algunos dialogos, escuchados mientras estabas en la fila.
Buen posteo. Yo también posteé algo.
Vos sabes que yo creo que conozco esa ferreteria? No se ni donde queda, cuando fuimos la que llevaba mi muñeca, de pelo azul, era yo y no me entere mucho... y despues me parecia como una irrealidad que habiamos comprado las lombrices en una ferreteria... Gracias...
ResponderEliminarEl Demiurgo de Hurlingham: Y sí, algo barato puede ser muy necesario también. En este caso, ese tornillo y esa tuerca arreglaban algo más complejo.
ResponderEliminarNo lo había pensado, pero sí, artículos de pesca y ferretería es una combinación inusual. En general los artículos de pesca se venden en las casas de artículos para camping. Y las ferreterías son ferreterías.
Saludos.
Annie: Es así, venden lombrices en la ferretería y por lo que vi caracoles también.
Saludos.
Muy divertido, lleno de muchas imágenes muy profundas, muchas veces me sentí pez sumergiéndome en las profundidades del océano azul, excelente narración y esquisitez en el estilo fluído!! Saludos
ResponderEliminarUna vez entré ahí mismo, en ese negocio y sentí gran vergüenza no sólo porque era evidente que nada tenía que ver yo con la pesca sino porque además no tenían lo que buscaba.
ResponderEliminarHay sitios en los que uno se siente como si habitara un mundo paralelo! jejeje
Un abrazo
Trilce: Muchas gracias, y bienvenido a este blog.
ResponderEliminarSaludos.
Neogeminis: Esa ferretería es un mundo paralelo, donde el tiempo se detiene y te convierte en pescador. Las veces que he ido siempre fui a comprar veneno para las hormigas y un tornillo y una tuerca. Tengo que volver, para comprar trampas para moscas.
Saludos.
Gran relato el suyo. Me gustan esas historias cotidianas que involucran a varios personajes. Y también me gusta pescar, aunque no soy muy bueno en ello.
ResponderEliminarUn saludo.
Yoni Bigud: Muchas gracias. A mí me gusta contar estas historias, cuando me suceden, pero pescar no, nunca lo intenté.
ResponderEliminarSaludos.
Curioso lo que contás, será asi el mundo de los pescadores? nunca entré en un negocio de pesca, si en ferretería y pasa algo parecido porque tienen que buscar mucho a veces para encontrar algo de poco valor y se toman todoooooo el tiempo, por eso odio ir. Besos tía Elsa.
ResponderEliminartia Elsa: Yo creo que sí, que los pescadores son así, porque es el único lugar de venta de artículos de pesca que conozco, por eso es uno y es todos.
ResponderEliminarBesos.