Pesca Ferretería |
En la avenida San Martín, lejos del río, hay un negocio donde venden artículos de pesca: cañas, anzuelos, carnadas, y otras cosas de ferretería. La atiende quien supongo es el dueño, que se toma mucho tiempo para atender, y los clientes se toman mucho tiempo para comprar. Casi todos son hombres, y además, pescadores.
–No, no es para mí. A mí me gustaría que me llamen por teléfono y me digan: “mañana a las ocho va a estar la lancha en el agua, con nafta, vos tenés que subirte y ponerla en marcha” –dice el vendedor.
–Yo quiero vender mi lanchita vieja, pero no me van a dar nada.
–No, para mí no es.
–Es modelo ochenta y uno, tiene treinta años, pero está impecable. Pero no me van a dar nada.
El vendedor enrolla unas pequeñas boyas atadas por un hilo transparente en un pedazo de telgopor, cuida que todas las boyitas le queden del mismo lado; cuando alguna no le queda bien, desenrolla parte del hilo y lo vuelve a enrollar. Tranquilo, muy tranquilo.
No me vio cuando entré, y si me vio no me saludó. El vendedor recibe de esa manera a sus clientes, silenciosamente, sólo parece darse cuenta de que están allí cuando los tiene que atender.
Cuando termina de enrollar las boyas, el cliente le pide unas pesas.
–¿De cinco?
–No, más chicas, son para la caña amarilla que me vendiste.
–Entonces de dos.
Por suerte no compra nada más y me toca a mí. Yo sólo quiero una venenosa jeringa con dulce veneno para las hormigas. El vendedor se toma su tiempo, para identificarla primero, porque tiene también para cucarachas y ratas, y para bajarla, después. También se toma su tiempo para cobrarme. No conversa conmigo, yo no soy pescadora.
Me voy, pensando que los pescadores, son pescadores siempre, no sólo cuando están sentados al lado del río con la caña. Viven en un presente perpetuo, sin pasado que los atormente, sin futuro que los espere y apure.
Los pescadores son una raza, claro que sí. Como los jugadores de fútbol o los cocineros. No son profesiones, son condiciones.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola. Creo que deberíamos de aprender de los pescadores, de su tranquilidad y de cómo viven sólo en el presente, sin preocuparse por el pasado ni angustiándose por el futuro.
ResponderEliminarSaludos, que tengas excelente día.
Mariela, me ha gustado particularmente el clima que has logrado en este post. Tan intimista y parsimonioso como ese vendedor, que, sin necesidad de conocerlo, ya nos resulta cercano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te felicito por tu oído, tu memoria y tu capacidad de encontrar lo interesante en conversaciones que aparentemente no lo tienen. Y además está bien escrito.
ResponderEliminarExiste grupos humanos, con intereses comunes, que parecen tener un lenguaje propio, cierto temperamento. Los pescadores de los que hablas parecían tener todo el tiempo del mundo. El vendedor también, aunque parecía preferir la comodidad a la pesca.
No tengo paciencia para ser pescador.
Tengo un nuevo posteo, aunque no sé si tan bien escrito como el tuyo.
Hay una raza de pescadores jorobada: los que quieres convencerte!
ResponderEliminarSeguramente es un negocio muy viejo no? y el vendedor también es viejo supongo.
ResponderEliminarLos pescadores son personajes muy especiales, capaces de quedarse años con la caña en el mismo lugar y mudos además, pensando en vaya a saber que.
Yo no tengo paciencia ni me entusiasma la pesca.
Lo que describís parece un negocio de pueblo, donde se toman su tiempo para atenderte y si no te conocen medio que te ignoran, como te pasó a vos.
Lo contaste muy bien
Un beso
A veces pienso que los que vamos en contramano somos los demás. ¿Para qué apurarse?
ResponderEliminarSaludos!
Supongo que es eso que llaman un estilo de vida. Tienen paciencia para estar en silencio esperando a los peces, y así siguen el resto del tiempo.
ResponderEliminarMuy interesante lo que escribiste.
Un beso.
Gracias a todos por sus comentarios. Actualmente estoy de viaje, pero los leo a todos.
ResponderEliminarsiempre dije q me consideraría hecha si llego a los 50 con una casita al lado de un lago con muelle y una cania de pesca en la mano. snif
ResponderEliminarAhora sé porque nunca podría ser pescadora. Besos tía Elsa.
ResponderEliminarEl pescador... es un momento magico el de solo preocuparse por la bollita y mirarla, mirar el rio, y no pensar en nada mas.
ResponderEliminarMe encanto esta anécdota, ya no se ve tanta gente tranquila...
disculpe carla.. debo disentir. Mi papa es pescador nato y si viera usted como putea a los pobres peces... Yo no le llamaria exactamente paz.
ResponderEliminarEntonces es pos ser pescador es que soy asi?
ResponderEliminarLa verdad es que aunque existe gente que no nos entiende y que jamás perdería 10 min en sentarse a pescar, para mi, tanto la ceremonia de prepararse como el hecho de sentirte en paz frente al agua y no tener que apurarme, no tener ninguna preocupación más que estar ahí relajado es impagable.
Algunos lo toman como una terapia.
Otros prefieren ir a un analista.
Un abrazo.
PD: Yo si saludo a los clientes.
Mariela, voy a observar con quien me cruzo porque siempre andás cerquita...
ResponderEliminarAcompaño a mi marido a ese lugar a comprar artículos de pesca muy de vez en cuando. Lo digo porque varios años atrás pescaba más seguido pero ahora, según dice, no hay nada y se enreda todo. A lo mejor ya no tiene la misma paciencia, esa que me ponía nerviosa a mi cuando lo acompañaba, jaja! Estaba horas esperando que la caña se moviera y la campanita sonara, en fin...
Lo que decís del dueño del negocio, es cierto, se toma todo con total tranquilidad, como si el tiempo no existiera que hasta nos hemos ido sin comprar nada, cansados de esperar. En fin...
Beso!
Feliz viajeee !!!
ResponderEliminarY un saludo :D
Que bien escrito está este post!
ResponderEliminarMe hizo emocionar!!!
Besos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarExcelente Mari! me ha encantado. Si volvi! volví a volver de nuevo jajajajaja espero quedarme. Muy bueno el clima logrado con el relato. muy bueno la verdad!
ResponderEliminarGracias a todos por sus visitas y comentarios. Saludos.
ResponderEliminarComentario para Zeithgeist: Perdon! Es verdad, yo lo hago como un hobbie... Hay que ver el que trabaja de esto si le da paz... tenes razón.
ResponderEliminarSaludos Mariela!
Curiosa tu observación!! Yo he vivido 20 años con un pescador, seguramente aprendí de él su tranquilidad, para armar las líneas, enrollarlas prolijamente en el telgopor, colocar las cañas ordenadamente con"la punta finita" para arriba, con los trapitos, los envases con lombrices, la polenta preparanda p'a carnada, la carnada blanca, la preparada, ...en fin ahora todo esto, ahora es un lindo recuerdo.
ResponderEliminar¡Excelente relato, Mariela! Estaba extrañando tus dotes narrativas. Es verdad, los pescadores son como una logia pública, una hermandad. Se es pescador de una vez y para siempre o no se es.
ResponderEliminarUn beso enorme
Se extrañan tus posteos y tus comentarios en mi blog.
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